Europa impone más del 20 por ciento para GWM de nuevos aranceles a sus coches eléctricos
Los nuevos aranceles a coches eléctricos chinos entran en vigor en Europa, incrementando el precio de importación para varios fabricantes. China podría tomar represalias comerciales.
La relación comercial entre Europa y China ha llegado a un punto crítico, especialmente en el sector del automóvil eléctrico, un área que ambas regiones consideran estratégica.
La Unión Europea ha anunciado oficialmente que, tras meses de investigaciones y debates, aplicará aranceles específicos a los coches eléctricos importados desde China.
Esta medida, considerada una defensa ante el supuesto "dumping" (venta a precios injustamente bajos), tiene como objetivo frenar lo que Bruselas considera una competencia desleal facilitada por subsidios estatales del gobierno chino a sus empresas.
Estos aranceles, que oscilan entre el 7,8% y el 35,3%, afectan a fabricantes chinos y a compañías extranjeras con fábricas en China, como Tesla.
Estas son las claves de la medida, los efectos potenciales en el mercado y las posibles represalias de China.
Un año de negociaciones sin acuerdo
La decisión de la UE de imponer aranceles viene tras una larga investigación iniciada el año pasado, cuando Bruselas comenzó a analizar el impacto de los vehículos eléctricos chinos en el mercado europeo.
La conclusión fue que estas marcas reciben subsidios estatales del gobierno de Xi Jinping, lo que les permite vender a precios muy competitivos en Europa. Ante esto, la Comisión Europea optó por medidas correctivas que, aunque polémicas, buscan proteger la industria automotriz europea en un momento de transición hacia tecnologías sostenibles.
El diálogo entre representantes europeos y chinos no logró evitar la imposición de aranceles, a pesar de las protestas de grandes ejecutivos europeos como Oliver Blume (BMW), Carlos Tavares (Stellantis) y Luca de Meo (Renault).
Estos directivos advirtieron que las sanciones podrían llevar a represalias de China, un mercado crucial para muchas marcas europeas, donde el gigante asiático representa hasta el 36% de las ventas globales de empresas como Mercedes.
Impacto de los aranceles en los principales fabricantes
La lista de aranceles especifica el porcentaje que cada fabricante chino deberá pagar al importar sus vehículos eléctricos a la UE, una medida que encarece estos modelos y podría ralentizar las ventas de las marcas afectadas.
Las tasas específicas son:
- BYD: 17%
- Grupo Geely (incluye Volvo y Polestar): 18,8%
- Aiways: 20,7%
- Tesla (para coches fabricados en China): 7,8% adicional
- Marcas como NIO, XPeng, Changan y Great Wall Motor: 20,7%
- Grupo SAIC: 35,3%
Estas tasas, además del ya existente 10% sobre todos los vehículos importados, representan un aumento sustancial de costos.
La decisión también impacta a fabricantes internacionales que han establecido operaciones en China, como Tesla, cuya dependencia de fábricas en Shanghái obliga a asumir un aumento del 7,8% en aranceles.
Efectos en la industria europea y potencial crisis del sector
Esta medida podría tener efectos colaterales no deseados en el sector automotriz europeo. Para Alemania y España, los dos mayores productores de coches en la UE, el encarecimiento de las importaciones de vehículos eléctricos podría influir en la competitividad de sus propias industrias.
Si bien algunos países, como Francia, han apoyado la medida, esta decisión ha generado divisiones dentro de la zona euro, donde cada nación busca proteger su propio interés.
Las marcas chinas, por su parte, han intentado acumular stock en los últimos meses, con la esperanza de amortiguar el impacto inicial de los aranceles.
No obstante, el impacto a largo plazo podría ser significativo, ya que los consumidores europeos probablemente verán un aumento de precios en los vehículos eléctricos, reduciendo la demanda y ralentizando la transición hacia un transporte más limpio y sustentable.
Posibles represalias comerciales y riesgos para las marcas europeas en China
China ha reaccionado con cautela hasta el momento, aunque no se descartan posibles represalias comerciales. Las autoridades chinas han dejado claro en varias ocasiones su oposición a esta medida y podrían responder con aranceles adicionales o restricciones sobre las exportaciones europeas en su territorio.
Para empresas como Volkswagen y Mercedes, altamente dependientes del mercado chino, esta situación genera una gran incertidumbre, ya que cualquier restricción de acceso a este mercado afectaría gravemente sus ingresos.